De orientación noreste, más norte que este, esta pared es ideal para las tardes de verano al estar retirada en una fresca atalaya suspendida sobre el río. Una gran fisura en forma de cicatriz la marca de arriba a abajo pero, en lugar de afearla, la transforma en un sueño al que vuela nuestra imaginación. Imposible pasar desapercibida para cualquier escalador, no sentirse atraído por ella y atrapado por sus líneas, pasar de observarla a desearla en cuestión de segundos…

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APROXIMACIÓN


Opción A: Tras atravesar el barrio pedáneo de San Blas y el puente sobre el río Guadalaviar, seguir 200 m por la carretera A-1513 y desviarse a la derecha por el camino de tierra paralelo al cañón. Tras unos 3 Km llega a una zona de aparcamiento para visitantes del Camino Natural (P2 en el esquema, poste indicador).

Dejando aquí el coche, se sigue el tramo alto de recorrido fluvial, un camino poco marcado y convertido pronto en sendero, que retrocede asomado al borde del cañón en dirección a San Blas, y lleva a dos escaleras diferentes para descender al río.

Bajaremos por la primera que encontramos, la más cercana al embalse y alejada de San Blas, que es también la más empinada. En su penúltima zeta a la derecha, saldremos de ella por una traza de senda con hitos hacia la pared que venimos intuyendo a nuestra izquierda.

Unas maromas nos ayudarán a bajar hasta la base de la pared, donde encontraremos una sirga para asegurarnos, ya que a nuestra espalda tenemos un buen salto al vacío.

Opción B: Llegar por carretera a la presa, bajar a la senda del Camino Natural y dar un paseo río abajo. Tras cruzar el 7º puente, en la margen derecha encontramos un senderillo que lleva a las escaleras. Tomadas desde abajo, el desvío con hitos a la pared sale por el exterior de su 2ª curva. Tras salir de la pared escalando, podremos regresar por el camino de arriba hacia el depósito de aguas y el embalse.
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Opción A

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Opción B

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Panorámica hacia San Blas y Teruel desde el mirador del tramo alto del Camino Natural del Guadalaviar.

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Escaleras de bajada al cañón y Pared de las Escaleras a su derecha, vistas desde el otro lado del desfiladero.


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LAS VÍAS


La gran fisura característica de la pared y una de sus vías más recomendables es La Fisura Yosemite, que os aconsejamos dejar para el final y salir así por arriba sin necesidad de subir por las maromas. Para hacer su primer largo buscaremos el comienzo a la derecha, sin ascender hacia lo evidente. La otra vía estrella del sector es Evichuela, que nos hará escalar y apretar en movimientos muy bonitos.

La calidad de la roca destaca en esas dos vías y en Nuclear, Indian Creek y Maniobras Suicidas. Esta última permite también salir escalando a la parte superior del cañón. Las dos restantes, La Chimenea Ponzoña y La S, nos obligarán a movernos con tacto y suavidad: a pesar de estar saneadas, la roca-barro siempre genera esa vaga incertidumbre de rotura que en ocasiones puede terminar por hacerse realidad.

Sus grados varían entre el V+ y el 6b.

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Publicamos la primera reseña de esta pared en el blog elrefugioalpino el 3 de mayo de 2020, justo después del primer confinamiento por la pandemia del coronavirus, en plena ‘desescalada’, cuando más ganas teníamos de escalar. Ese neologismo acuñado por los políticos para referirse a la relajación de medidas sociales restrictivas nos rechinaba a quienes pertenecemos a este mundo vertical, acostumbrados siempre a rapelar o destrepar cuando queremos volver abajo…


Alguien dijo que una cordada crea sinergias, y que está basada en la amistad, la confianza mutua y una visión común.

Se nos ocurre que los políticos deberían tal vez encordarse y quizá así nos fuese a todos mejor.

Definitivamente no nos gusta desescalar ni nos gusta la palabra, lo que realmente nos gusta es… volver a escalar.

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